jueves, 5 de mayo de 2011

El precio del dinero y otras mentiras (I)

Como invitado especial tenemos al Prof. Gorroño (físico de la universidad de Estanfor y premio Nobel de la paz por su reconversión de las bombas de racimo en dispositivos de prevención multipunto).

De todos es sabido que lo que permite a la ciencia gozar de un prestigio del que no disfrutan otras disciplinas es por su capacidad de predecir el Futuro. No vamos a centrarnos hoy en qué Futuro es ese, ni si es el futuro que queremos, ni en quién lo patrocina. Imaginemos que sí, que el Futuro que predice la Ciencia que pagan compañías privadas (Capital) y en menor medida el Estado, es el Futuro que queremos.
Así tenemos la física que nos predice el tiempo que tardará lo que sea en recorrer 110 km a una velocidad de 110 km/h que será 1 hora. Ya puede ser un coche, una moto o un avestruz que a la física le da igual, lo que le importa es el resultado y el resultado es una hora, aquí en Pekín o en Teruel, es universal (al menos para lo que los físicos llaman el universo ‘macroscópico’, o sea todo lo gordo, porque a nivel atómico las leyes son otras O_o, sí, sí, unas leyes en un sitio y otras en otro ¿vaya con los científicos eh?), hay una Ley cinemática que dice que el tiempo es igual al espacio entre la velocidad (110/110=1) y punto.
Lo fundamental, por tanto, en el conocimiento científico es que puede predecir el futuro a partir de determinadas leyes que no pueden discutirse porque si resulta que yendo a 110 km/h a un sitio que está a 110 kilómetros hoy tardo una hora pero mañana a lo mejor una y media ¡vaya ciencia! La ley tiempo = velocidad / espacio ¡no me la toques! Es así y punto, no hay discusión, alguien puede decir ‘No pero es que voy con mi suegra y los niños y el viaje se hace mucho más largo’…

Prof. Gorroño: Mire estoy aquí por cortesía, (bueno y también por dinero, hay que reconocer que pagan muy bien en este blog) continúe con su argumentación y no ponga en duda ninguna Ley porque se queda usted solo con sus divagaciones.

Perdón profesor, convendrá conmigo que tanto rigor científico no proviene sólo de sus batas y pajaritas sino del uso sistemático de métodos que se sustentan en leyes de las que no podemos dudar porque sino eso no será ciencia sino quizás teatro o pantomima.

Prof. Gorroño: Por supuesto, ¿me van a pagar kilometraje?

¡Claro! Aquí nos sobra el dinero, en el sentido estricto de sobrar. Pero como le decía nos parece por aquí que algunos se empeñan en suplantarles.

Prof. Gorroño: ¡¿Cómo?! qué tontería es esa, a ver diga quién.

Tranquilo, vayamos por partes, ¿Qué me diría si le digo que sus magnitudes, es decir sus kilómetros y sus horas no tienen un patrón constante sino que varían en función de variables impredecibles? Tendríamos que hablar de la ‘longitud del metro’ que dependiendo del país, del momento o quién sabe, varía, a saber, que el viaje que se hizo anteriormente en una hora podría hacerse en 30 minutos o en diez años.

Prof. Gorroño: Le diría que está usted rozando la estupidez, que una ciencia así no se sustenta en ningún sitio porque lo que hace que la ciencia lo sea es su pretensión de universalidad y esas variables que usted incorpora, si realmente son impredecibles, no permiten hablar de universalidad ni por ende de ciencia alguna.

Conviene, entonces reputado profesor, que expresiones como la ‘longitud del espacio’ o ‘la temporalidad del tiempo’ carecen de significado.

Prof. Gorroño: Sin duda, desde luego estarán más del lado de la filosofía que de la ciencia.

Conviene también, que si de este método de investigación que estamos utilizando, más propio de los filósofos que de sus colegas, algo de verdad se dijese ¿tendría más valor que los que en su ciencia utilizan magnitudes peculiares como las descritas? ¿ y que sin duda sería más útil lo que aquí digamos que las obviedades de su Ciencia?.

Prof. Gorroño: No entiendo cómo podrían ser más útiles.

Quiero decir que es más fácil que tenga que amortizar una hipoteca en mi vida que encontrarme un plano inclinado y si alguna verdad se dijese aquí, por ejemplo de lo económico, desde luego no tendría el estatuto de su Verdad científica pero ¿sería más útil en este sentido?

Prof. Gorroño: Desde luego que lo que usted llama método no lo es para mí en absoluto pero le concedo que si en esta conversación que estamos teniendo dijese algo de verdad sobre lo económico (tema que me interesa bastante), acostumbrado como estoy a tratar con ellas se las reconocería y le concedo además que esto que llama usted método, por lo que he visto hasta ahora, me inspira más confianza que una ciencia que se sustente sobre leyes que no lo son.

Pues tendrán que esperar nuestros lectores hasta mañana porque creo que están tan atareados en sus trabajos que Dios les manda que con lo que hasta aquí hemos dicho bien servidos van.

Prof. Gorroño: La verdad es que no veo a nadie y entenderá que esto se sale del presupuesto pactado…

¡Ya vendrán por aquí abajo! Y no se preocupe tanto por el dinero que aquí vamos ‘sobraos’.

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